¿Qué podía haber sido en otro sitio? - por supuesto que no -
Milán pasó desapercibida al igual que otras muchas, pero no muy tarde nos arrepentiremos de ello. Venecia nos atrapó en sus canales, y por qué no decirlo, Roma cayó rendida ante nosotros de la misma manera que lo hizo en el 476. En cambio, nos arrodillamos ante una guitarra del Ponte Vecchio; y nos creíamos importantes...
Que sí, que la magia puede estar en cualquier lugar, y en quien menos lo esperas, pero no es casualidad que estuviera a mi alrededor, constantemente durante 10 días.
Que el olor a pizza, los bocadillos en la calle, la dudosa potabilidad de las aguas así como los precios desorbitados por una mísera -¡prego!- magnífica cerveza calentorra, ya existían en la época de Romeo. (Espero que el pobre no apreciara el desequilibro en los senos de su amada Julieta; y rezo porque Miguel Ángel no se basara en si mismo a la hora de esculpir esa cosita que cuelga de David.)
Así que no me digan que su viaje ha sido inolvidable, si no han dormido con pasta de dientes en la cama, si la "Señorita Gomina" no les acompañó una noche, o si por el contrario no entraron a "hurtadillas" en las habitaciones intentando llevar a cabo un maléfico plan.
Quizás si ha sido inolvidable, pero dejen a los expertos definirlo con claridad:
INIGUALABLE, INSUPERABLE.
(y prego, nuevamente para aquel que crea que estoy mintiendo, Scusa ma.)